miércoles. 08.01.2025

El Valencia está hundido y en la capital del Turia ya se empieza a asumir el descenso. La fractura económica, social y deportiva que ha provocado la gestión de Peter Lim es infame, y sólo un milagro mantendrá a los chés en Primera División otro año más. 

Con una plantilla rota, corta y descompensada, con poco gol, debido a las lesiones de Cavani, y donde sólo Mamardashvili, Almeida y a ratos Samu Lino y Castillejo tratan de tirar del carro de un equipo que se hunde cada jornada que pasa.

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Valencia CF | Foto: YouTube

La afición, enfrentada a la propiedad

Si hay algún culpable de la situación de este Valencia, que en 2019 ganó la Copa del Rey y asaltó Stamford Bridge, es Peter Lim, su entorno y su gestión penosa al frente de la entidad desde hace ya casi 10 años.

El ver el fútbol como un negocio ha hecho que gracias a su filosofía de mantener al club con lo mínimo posible (jugadores jóvenes, cesiones con o sin opción de compra, agentes libres...) para ingresar así más dinero revalorizando jugadores, ha hecho que la entidad pierda patrimonio neto, posea una deuda casi inasumible (y eso que aún no han bajado) y esté sumida en una crisis deportiva e institucional como no se recuerda en Valencia en pleno siglo XXI.

¿Y el futuro? 

El futuro de los valencianistas pasa porque Lim venda el club, o, en su defecto, se marche, y a partir de ahí tratar de recuperar su lugar (cabe destacar que es el cuarto grande de nuestro fútbol, sólo por detrás de Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid)

El problema es que tal nivel de deuda en Segunda División es completamente insostenible y podría peligrar la historia de un club centenario debido a unos dueños a los que nunca les importó el sentimiento de abuelos, hijos y nietos que llenan el campo cada día de partido.