Vivimos en una tóxica cultura de la cancelación donde, en cualquier instante y por cualquier motivo, cualquier personaje o persona puede acabar siendo odiado. Le ha tocado el turno a Baby Yoda, el tierno compañero co-protagonista de The Mandalorian. ¿Cuál ha sido el motivo? Si no habéis visto aun el segundo episodio de la nueva temporada de la serie, mejor no sigáis leyendo, si sí lo habéis visto, entenderéis esto.
Uno de los gags recurrentes que encontramos con el pequeño acompañante, consiste en que asaltaba un bote de huevos custodiado por la madre de las futuras criaturas, que había contactado con The Mandalorian para que se los llevase a su marido para fertilizarlos. Todo parecía tranquilo, hasta que vemos la imagen de Baby Yoda cogiendo esos huevos y comiéndoselos.
Ver esa imagen para mucho de los fans de la serie ha sido demasiado fuerte. No se ha considerado divertido ver como la madre de esos huevos les comenta lo importante y queridos que son para ella y después ver al pequeño comérselos. Se ha llegado a considerar esta acción del Baby Yoda como similar a un genocidio. Aunque esto en sí no debería de sorprender, porque en Star Wars ya ha pasado esto antes.
The Mandalorian deja sin respiración a sus fans después de esta acción
Fue un gag que impresionó en todos los sentidos. Obviamente se entiende la polémica que se presenta porque antes de nada, conocemos a la madre de esos huevos pero a la vez, hay un propósito detrás de esa acción junto a una reflexión. ¿Cuál es? La centrada en los límites que pone la humanidad de que se puede comer y que no. (El veganismo estaría muy presente)
Recordemos algo: Baby Yoda es un niño, no un adulto. Por mucho que critiquemos sus acciones, no va a hacer caso porque no tiene aún suficiente conciencia para ello. Además, estamos delante de una ficción donde, el sentido de todo en el fondo es cómico, algo poco sorprendente en las ficciones de hoy en día.