En el Sánchez Pizjuán no están siendo meses fáciles. Tras el adiós de Diego Carlos y Koundé, el Sevilla vio mermada su defensa. Ante esto, todos los aficionados pusieron sus esperanzas en el director deportivo, admirado en el lado sevillista de la capital de Andalucía. Sin embargo, y con un mercado de verano más que decepcionante, el equipo se resintió y llegó a ocupar los puestos de descenso, de los que afortunadamente escapó.
Después del adiós de Lopetegui y la llegada de Sampaoli para su segunda etapa, el club se reforzó en invierno y ha logrado salvar la cara los últimos partidos, aunque la temporada es francamente decepcionante para todos los sevillistas, sumidos, eso sí, en plena lucha para pasar a cuartos en Europa League.
El lado más humano de Monchi, al descubierto
El director deportivo pasó por los medios de comunicación del equipo para repasar la situación del club. Aseguró que "sufre mucho, más de lo que le desearía a su peor enemigo". También dijo que no iba a dimitir porque cree que "aún puedo aportar" y que "irme sería de cobarde. La solución tampoco es tirarme de la Torre Pelli o del Puente del Centenario".
Además, tuvo palabras también para referirse a su situación personal fuera del fútbol: "Es un momento difícil, pero de los cobardes no se ha escrito nada, así que toca seguir adelante y lamerse las heridas", ha comentado.
Salvar la temporada, clave para el futuro inmediato
Aunque aún no se sabe si Jorge Sampaoli continuará o no al frente del equipo tras el durísimo varapalo en el Cívitas Metropolitano (6-1), el objetivo es claro: No descender y hacer un buen papel en Europa, para que así la reestructuración sea posible cuanto antes.
Sin duda, en una temporada atípica, en el Sevilla no se deja de trabajar para darles a sus aficionados una alegría cuanto antes, que son quienes más la merecen tras este duro curso que han vivido.