El Bernabéu y la Champions. La Champions y el Bernabéu. Esa ecuación irresoluble para el rival que sólo el Ajax acertó a resolver en el ya cada vez más lejano 2019. En el templo de la Orejona se pasea, cada quince días, un alemán que destaca por su estética. No es rápido, no es el más técnico, pero es de los mejores pasadores del planeta, tanto en largo como en corto. Es capaz de transformar una sandía en una asistencia.
El protagonista del que hablamos es Toni Kroos. El timón de Greifswald cumple su noveno año en Madrid el próximo junio, coincidiendo con cuando acaba contrato. El mago de las sempiternas botas blancas de la marca Adidas, de su país natal, anunciará su decisión en los próximos días, pero la afición suspira por su renovación.
El madridismo lo aprecia
En los forofos del equipo blanco hay un runrún porque saben que Kroos no va a marcharse a ningún otro equipo: Si deja el Bernabéu, es para colgar las botas, como él ya ha anunciado en alguna ocasión. No quiere ser una carga ni forzar a su cuerpo cuando sepa que no puede dar más.
Campeón de todo con la entidad, la decisión depende de él. Sin ser internacional, su compromiso con el Real Madrid es total, algo que adeptos al equipo, los mismos que le piden su continuidad, le agradecen.
El jugador, tranquilo
Kroos es un tipo tranquilo, tanto fuera del campo como dentro de él. Las prisas no son lo suyo, y es por eso que no ha renovado ya. No quiere estar por estar, simplemente por "estirar el chicle" un año más. Sólo él se conoce, y hará lo que él crea y considere.
La afición y la directiva respetarán su decisión, pero será una de las salidas más dolorosas de los últimos años, aunque en el actual campeón de Liga y Champions no hay tiempo para lamentos y ya se trabaja en un posible sustituto.